Luego
de contemplar la discreta actuación de nuestro equipo nacional de baloncesto me
he planteado lo siguiente:
Como
es posible que en la década de los 1970-90's tuvimos tanto éxito mas sin
embargo, con la excepción de Piculín, no habían jugadores que a nivel
internacional pudieran señalarse como que fueran reconocidos y fueran
contratados por cifras millonarias en el extranjero. Pudieron haber algunos otros pero sus
contratos y las ligas en que jugaban no comparaban con el caso de Piculín.
A
partir de este nuevo siglo hemos visto como jugadores nativos del "montón",
inclusive "come bancos" son contratados como refuerzos por todo el
mundo, desde países donde el baloncesto está en pañales como China hasta en
potencias mundiales como Argentina.
Inclusive hemos sido testigos de jugadores recién graduados de NCAA
poniendo condiciones para jugar en PR y que como no los complacieron se fueron
a jugar en ligas del extranjero. Sin
embargo, ya vemos los resultados que hemos logrado a nivel internacional.
Esto
me lleva a pensar si nuestros jugadores no están sobrecargados de trabajo, con
el agravante de que aparentemente la prioridad es el trabajo como refuerzo que
nunca es seguro y requiere estar 100% disponible, contrario a como pasa en PR
donde algunos apoderados "compresivos" les permiten descansos
extensos, claro está, en PR estos equipos tienen 2-3 refuerzos que son el eje
ofensivo por lo que la ausencia de un jugador local no es tan significativo,
contrario al caso de los refuerzos que si les duele una uña ya tienen 3 en
remojo para sustituirlo. No es que este
insinuando que fracasamos por no esforzarnos, en este Mundial creo que
simplemente fallamos por falta de talento y si a eso le sumamos las lesiones, no
había forma de lograr más.
SI
analizamos este equipo se darán cuenta que con excepción de Barea, Arroyo y
Balkman, el resto de los jugadores van desde 4tas opciones ofensivas, pasando
por "cortineros", "mete palos" hasta prácticamente
jugadores que recién debutan en un cuadro inicial. Barea y Arroyo por ser defensas y armadores
tienen la ventaja de controlar el balón y decidir cuándo tiran, Balkman por su carácter
reclama su espacio y ha logrado destacarse ofensivamente sin descuidar sus
habilidades defensivas. El resto mira
los refuerzos correr, acomodarse, tirar y si fallan esperar de nuevo el pase en
la próxima jugada, algunos tienen que hacerle cortinas y luego buscar el rebote
ofensivo para devolverle el balón al refuerzo.
Inclusive jugadores como Ricky Sánchez, lo más parecido a un jugador de
los que admiramos de los equipos de Europa (alto, buen manejo del balón, tiro a
larga distancia, etc.) apenas promedia 5 rebotes y 10 puntos por juego en su
carrera en el BSN. Nuestro primer hombre
realmente grande en la selección, Earl Brown, con sus limitaciones atléticas y
de coordinación, sin manejo de balón y con un juego mucho menos elegante
seguramente produjo estadísticas similares, añadiéndole su capacidad defensiva,
de lo que adolece totalmente, no solo Ricky, sino la mayoría de nuestros
hombres grandes. En resumen, que la proliferación
geométrica de refuerzos, mas la nativización de jugadores que no pueden representarnos, ha resultado en una
nueva clase de jugadores, los mancos y ciegos ofensivos. Esta clase no es capaz de levantar la vista
hacia el aro y sus brazos, cual Tiranosaurio, se mueven hasta el nivel del
pecho para recibir el balón y hacer medio “pick & roll”, si medio porque le
hace el “pick” al refuerzo pero no hacen el “roll” porque saben que nunca recibirán
el balón de vuelta. Si toman un tiro es
por desesperación porque le toco tener el balón cuando faltan 3 segundos para
tirar y no encuentran a quien pasársela.
Obviamente, fallan y ese es su ultimo tiro en el juego, posiblemente fue
su primero. Probablemente si se repite
la situación hará un pase errático, pero no tirará al aro.
Siempre
que decimos que todo tiempo pasado era mejor, se plantea el factor de no ser
imparcial, sin embargo, ciertamente en el BSN es innegable. Un cuadro de Teo Cruz, Rubén Rodríguez,
Raymond Dalmau, Butch Lee y Neftalí Rivera no tiene una contraparte ni
remotamente comparable en habilidad y entrega, esto sin considerar su durabilidad
y estámina. No recuerdo cuando alguno de
esos jugadores se sentó en el banco o simplemente se anuló en un torneo
internacional por una lesión. Podemos seguir
mencionando jugadores como George Torres, Quijote Morales, José Sosa, Cachorro
Santiago, Néstor Cora, Héctor Olivencia, Charlie Bermúdez, Ángelo Cruz, Rubén Montañez,
Teo Cruz, Eddie Torres, Ramón Ramos, Ramón Rivas, Edgar León y Willie Quiñones. De los jugadores de esta época los únicos dos
que pudieran aspirar a estar en una selección con este grupo serian PJ Ramos (por
su estatura) y JJ Barea (por su corazón), la habilidad de ambos era igualada o
superada por muchos jugadores de la época del 1970-90. Un ejemplo que ilustra bien el descenso en la
calidad de nuestros jugadores podemos verlo en los Vasallo. Cuando Danny Vasallo jugaba en Fajardo fue
por mucho tiempo una 3ra o 4ta opción ofensiva
después de George Torres, Edgar León, Allende, etc. Cuando le dieron oportunidad se convirtió en
el mejor 6to hombre del BSN con números mejores que muchos jugadores regulares
de otros equipos. No recuerdo si Danny
llego a la Selección, pero si llego seria incidentalmente. Por otro lado, vemos a su hijo quien desde
que se graduó de universidad ha estado más tiempo lesionado que saludable, por
lo menos para efectos de jugar en PR o con la selección, no sé como le ha ido
como refuerzo.
Si
analizamos el perfil de edad y estatura de los equipos de este Mundial,
encontramos que el promedio de edad es poco mas de 27 años y el promedio de
estatura es poco mas de 6’6” y el perfil de las 16 equipos que clasificaron es básicamente
el mismo. Los números de PR son 29 y 6'6", o sea, que el factor edad y estatura no aparenta ser uno realmente significativo. Resulta significativo que Brasil es el equipo
más viejo (31) y EU el más joven (24).
Realmente la falta de tiempo de juego productivo de nuestros jugadores es
el verdadero factor. Resulta
sorprendente que Jorge Bryan Díaz a los 24 años, un jugador de 7” y que jugo en
la NCAA todavía es considerado un prospecto.
Sin tiempo de juego no hay progreso.
Recuerdo cuando a esa edad muchos se quejaban de PJ Ramos porque, a
pesar de que ya era un jugador dominante, no llenaba las expectativas que
muchos tenían de él.
El diagnóstico
es claro, la dependencia en los refuerzos ha obstaculizado el desarrollo de
jugadores en las posiciones 3 a la 5. Los
jugadores nativos que juegan en la posición 1 son la mayoría, no creo que hayan
refuerzos en esta posición, pero se limitan a buscar la jugada con los
refuerzos. Aquellos en la posición 2
(shooting guard) son jugadores mayormente que ya tienen un historial (ej.:
Larry Ayuso, Dalmau) pero jugadores nuevos en esa posición que se ganen el respeto del
dirigente y les den mano libre para tirar, son muy pocos, si alguno.
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