jueves, 2 de octubre de 2014

País Dicotomial



En la lógica tradicional, dicotomía es el desglose o fraccionamiento de un concepto genérico en uno de sus
 conceptos específicos y su negación. El concepto se refiere asimismo a la ley que establece
que ninguna proposición puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo.

Puerto Rico, como toda nación, tiene problemas que resolver y atender seriamente.  Hay dos elementos, que a mi entender, son indispensables para resolver un problema: (1) reconocer que existe un problema y (2) definir adecuadamente el mismo.  A continuación comento la manera dicotómica en que se atienden los dos problemas de moda:

El Nivel de “Des-Aprovechamiento” de los Estudiantes del Sistema Público

A raíz de los resultados obtenidos por los estudiantes que participaron en las pruebas PISA (58 entre 65 países participantes) se han levantado señalamientos en el sentido de que se confirman los pésimos resultados en las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA’s).  Estos señalamientos van acompañados de acusaciones de la pobre calidad de los maestros puertorriqueños, argumentando que básicamente los maestros son los estudiantes con el peor aprovechamiento a nivel universitario ya que el índice de admisión es el más bajo entre las distintas profesiones.  Sin embargo, cuando hablamos del potencial de Puerto Rico para competir a nivel global nos llenamos la boca sobre el excelente recurso humano, educado y capaz de laborar en industrias de alta tecnología, de los ingenieros que se lleva la NASA, de los científicos que están trabajando en los planes de viaje a Marte, etc., etc.  Pregunta estúpida, como dice Ojeda: ¿alguien ha hecho un estudio sobre el resultado que obtienen los estudiantes que obtienen los mejores resultados en las pruebas del College Entrance Examination Board en comparación con los resultados obtenidos en las PPAA’s?  ¿Alguien ha hecho una encuesta a los estudiantes sobre que motivación, si alguna, tienen para tomar las PPAA’s?  ¿Qué motivación puede tener un estudiante que ve a sus padres (posiblemente preparados y educados) subempleados o simplemente desempleados para aspirar a pasar entre 4 a 10 años adicionales luego de graduarse de escuela superior para obtener una educación que le debería “garantizar” un mejor futuro?

Lamentablemente, la educación pública en Puerto Rico ha estado expuesta a factores como la “obrerizacion” de la clase magisterial, la promoción de la “mediocridad” con la consecuencia de la comercialización de los estudios supervisados o tutorías, el “diagnostico” indiscriminado de estudiantes de educación especial para justificar mayores fondos federales por un lado, y por otro, para liberar a los padres que se escudan tras la excusa de las necesidades especiales de sus hijos para justificar sus deficiencias como tutores.  Los puertorriqueños no tienen problemas de aprendizaje, si no, ¿como se explica que hemos perfeccionado el “arte” de la dependencia?  Después de cinco siglos viviendo como colonia de 2 imperios que nos han explotado y han usado las ayudas económicas como mecanismo para apaciguar nuestros reclamos la dependencia ya se ha convertido en una característica casi genética de nuestro pueblo.  ¿Que hubiésemos logrado si en esos primeros 400 años hubiéramos tenido universidades donde educarnos, industrias como astilleros para reparar naves que viajaran entre el Viejo y el Nuevo Mundo en lugar de usar nuestro territorio como especie de huerto casero imperial (y nuestros habitantes como peones) que se repartió entre varias familias  para su explotación?

He aquí la primera dicotomía: el fracasado sistema educativo que produce seres humanos que compiten en preparación con cualquier país del mundo.



Las Deficiencias y Corrupción de la Rama Judicial

Una de las tres (3) ramas de Gobierno, la que debe servir de árbitro entre las ramas Legislativa y Ejecutiva, la que debe interpretar la constitucionalidad de las leyes y adjudicar las controversias de índole tanto civil como criminal.  Sus miembros se supone administren la justicia de manera independiente e imparcial.  Sin embargo, y cada vez con más frecuencia, cuando cobra notoriedad un caso en nuestros tribunales en los que el fallo no complace a un sector de nuestra ciudadanía con acceso a los medios de comunicación se saca el “pedigree político” del juez que atendió el caso.  Que si lo nombró tal Gobernador, que si era ayudante especial de tal Legislador, que si fue Secretario de tal agencia durante tal administración, etc.  Entonces para respaldar sus argumentos se llama a algún abogado de conveniencia que respalda esa posición y que le achaca las “malas decisiones” del juez a su ineptitud y falta de “carácter judicial” debido a que fue nombrado como favor político.  Inclusive muchos presidentes del Colegio de Abogados han respaldado en términos generales tales argumentos y han solicitado mayor imparcialidad y profesionalismo en el proceso de selección, y sobre todo mayor participación para el Colegio.  O sea que el proceso es uno viciado, poco profesional y contaminado por la política partidista, lo que produce jueces que van desde ser simplemente incapaces de ejercer de manera aceptable sus funciones, pasando por jueces que deciden políticamente los casos hasta llegar a los jueces que simplemente son corruptos.

¿Clarísimo verdad?  ¿Pero qué pasa cuando un ente ajeno a los periodistas que cuestionan o los abogados que opinan se atreve a sugerir que existe un problema en la integridad de la Rama Judicial, como por ejemplo un funcionario del FBI? - ¡Malditos “federicos”! ¡Blasfemia y difamación! “ ¡¿Cómo es posible que se cuestione la honestidad de esa cofradía impoluta que compone la clase togada?!” “Claro que siempre hay algún juez que otro que falle en el cumplimiento de sus funciones”.  “Fulan@ o mengan@ fue afiliad@/funcionari@ de tal partido político pero una vez se puso la toga ha sido un@ excelente juez@”.  “Siempre hay espacio para mejorar” – expresiones típicas de abogados inclusive de aquellos que han criticado hasta el cansancio el proceso de selección.  “Casos aislados”: eso dicen siempre.  Lo lamentable es que esos “casos aislados” se van proliferando según profundizan más las investigaciones, o, simplemente se desenmascaran ellos mismos con sus actuaciones una vez dejan de ser jueces, cuando su comportamiento, aunque tal vez no constituya conducta ilegal ciertamente es una inmoral.  Ya veremos si los casos “aislados” de los jueces proliferan tanto como los casos “aislados” de sacerdotes pederastas.

Esta es la segunda dicotomía: Criticar el proceso de selección de jueces por estar contaminado por el favoritismo político hacia personas de dudosa capacidad intelectual y de claras inclinaciones y prejuicios político partidistas que luego produce una clase togada que se describe como profesional, sabia e imparcial.


Aquí tenemos dos “¿problemas?” de nuestra sociedad que nunca se solucionarán, porque no los reconocemos como problema o no sabemos definir en qué consisten los mismos.  ¿Porque mejorar un sistema educativo que produce excelentes profesionales y para que cambiar un proceso de selección que produce excelentes jueces?

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