En la lógica tradicional,
dicotomía es el desglose o fraccionamiento de un concepto genérico en uno de
sus
conceptos específicos y su negación. El
concepto se refiere asimismo a la ley que establece
que ninguna proposición
puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo.
Puerto Rico, como toda nación, tiene problemas que
resolver y atender seriamente. Hay dos
elementos, que a mi entender, son indispensables para resolver un problema: (1)
reconocer que existe un problema y (2) definir adecuadamente el mismo. A continuación comento la manera dicotómica
en que se atienden los dos problemas de moda:
El Nivel de “Des-Aprovechamiento” de los Estudiantes
del Sistema Público
A raíz de los resultados obtenidos por los
estudiantes que participaron en las pruebas PISA (58 entre 65 países
participantes) se han levantado señalamientos en el sentido de que se confirman
los pésimos resultados en las Pruebas
Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico (PPAA’s). Estos señalamientos van acompañados de
acusaciones de la pobre calidad de
los maestros puertorriqueños, argumentando que básicamente los maestros son los
estudiantes con el peor aprovechamiento
a nivel universitario ya que el índice de admisión es el más bajo entre las distintas profesiones. Sin embargo, cuando hablamos del potencial de
Puerto Rico para competir a nivel global nos llenamos la boca sobre el excelente recurso humano, educado y
capaz de laborar en industrias de alta tecnología, de los ingenieros que se
lleva la NASA, de los científicos que están trabajando en los planes de viaje a
Marte, etc., etc. Pregunta estúpida, como
dice Ojeda: ¿alguien ha hecho un estudio sobre el resultado que obtienen los
estudiantes que obtienen los mejores resultados en las pruebas del College Entrance
Examination Board en comparación con los resultados obtenidos en las PPAA’s? ¿Alguien ha hecho una encuesta a los
estudiantes sobre que motivación, si alguna, tienen para tomar las PPAA’s? ¿Qué motivación puede tener un estudiante que
ve a sus padres (posiblemente preparados y educados) subempleados o simplemente
desempleados para aspirar a pasar entre 4 a 10 años adicionales luego de graduarse
de escuela superior para obtener una educación que le debería “garantizar” un mejor
futuro?
Lamentablemente, la educación pública
en Puerto Rico ha estado expuesta a factores como la “obrerizacion” de la clase
magisterial, la promoción de la “mediocridad” con la consecuencia de la comercialización
de los estudios supervisados o tutorías, el “diagnostico” indiscriminado de
estudiantes de educación especial para justificar mayores fondos federales por
un lado, y por otro, para liberar a los padres que se escudan tras la excusa de
las necesidades especiales de sus hijos para justificar sus deficiencias como
tutores. Los puertorriqueños no tienen
problemas de aprendizaje, si no, ¿como se explica que hemos perfeccionado el “arte”
de la dependencia? Después de cinco
siglos viviendo como colonia de 2 imperios que nos han explotado y han usado
las ayudas económicas como mecanismo para apaciguar nuestros reclamos la
dependencia ya se ha convertido en una característica casi genética de nuestro
pueblo. ¿Que hubiésemos logrado si en
esos primeros 400 años hubiéramos tenido universidades donde educarnos,
industrias como astilleros para reparar naves que viajaran entre el Viejo y el
Nuevo Mundo en lugar de usar nuestro territorio como especie de huerto casero
imperial (y nuestros habitantes como peones) que se repartió entre varias
familias para su explotación?
He aquí la primera dicotomía: el fracasado sistema
educativo que produce seres humanos que compiten en preparación con cualquier
país del mundo.
Las Deficiencias y Corrupción de la Rama Judicial
Una de las tres (3) ramas de Gobierno, la que debe
servir de árbitro entre las ramas Legislativa y Ejecutiva, la que debe
interpretar la constitucionalidad de las leyes y adjudicar las controversias de
índole tanto civil como criminal. Sus
miembros se supone administren la justicia de manera independiente e imparcial. Sin embargo, y cada vez con más frecuencia, cuando
cobra notoriedad un caso en nuestros tribunales en los que el fallo no complace
a un sector de nuestra ciudadanía con acceso a los medios de comunicación se
saca el “pedigree político” del juez que atendió el caso. Que si lo nombró tal Gobernador, que si era
ayudante especial de tal Legislador, que si fue Secretario de tal agencia durante
tal administración, etc. Entonces para
respaldar sus argumentos se llama a algún abogado de conveniencia que respalda
esa posición y que le achaca las “malas decisiones” del juez a su ineptitud y
falta de “carácter judicial” debido a que fue nombrado como favor político. Inclusive muchos presidentes del Colegio de
Abogados han respaldado en términos generales tales argumentos y han solicitado
mayor imparcialidad y profesionalismo en el proceso de selección, y sobre todo
mayor participación para el Colegio. O
sea que el proceso es uno viciado, poco profesional y contaminado por la política
partidista, lo que produce jueces que van desde ser simplemente incapaces de
ejercer de manera aceptable sus funciones, pasando por jueces que deciden políticamente
los casos hasta llegar a los jueces que simplemente son corruptos.
¿Clarísimo verdad?
¿Pero qué pasa cuando un ente ajeno a los periodistas que cuestionan o los
abogados que opinan se atreve a sugerir que existe un problema en la integridad
de la Rama Judicial, como por ejemplo un funcionario del FBI? - ¡Malditos “federicos”!
¡Blasfemia y difamación! “ ¡¿Cómo es posible que se cuestione la honestidad de
esa cofradía impoluta que compone la clase togada?!” “Claro que siempre hay algún
juez que otro que falle en el cumplimiento de sus funciones”. “Fulan@ o mengan@ fue afiliad@/funcionari@ de
tal partido político pero una vez se puso la toga ha sido un@ excelente juez@”. “Siempre hay espacio para mejorar” – expresiones
típicas de abogados inclusive de aquellos que han criticado hasta el cansancio
el proceso de selección. “Casos aislados”:
eso dicen siempre. Lo lamentable es que
esos “casos aislados” se van proliferando según profundizan más las
investigaciones, o, simplemente se desenmascaran ellos mismos con sus actuaciones
una vez dejan de ser jueces, cuando su comportamiento, aunque tal vez no
constituya conducta ilegal ciertamente es una inmoral. Ya veremos si los casos “aislados” de los
jueces proliferan tanto como los casos “aislados” de sacerdotes pederastas.
Esta es la segunda dicotomía: Criticar el proceso
de selección de jueces por estar contaminado por el favoritismo político hacia
personas de dudosa capacidad intelectual y de claras inclinaciones y prejuicios
político partidistas que luego produce una clase togada que se describe como
profesional, sabia e imparcial.
Aquí tenemos dos “¿problemas?” de nuestra sociedad
que nunca se solucionarán, porque no los reconocemos como problema o no sabemos
definir en qué consisten los mismos. ¿Porque
mejorar un sistema educativo que produce excelentes profesionales y para que
cambiar un proceso de selección que produce excelentes jueces?
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