Acabamos de presenciar un evento histórico en la política local
cuando por primera vez como parte de un proceso primarista un candidato
inexperto reta al presidente de su partido, nada más y nada menos que al
funcionario electo que obtuvo la mayor cantidad de votos en las pasadas
elecciones. En la política esto es un
evento poco probable pero no imposible, a menudo vemos como surgen candidatos poco
viables en los EEUU que a la larga se desvanecen.
Sin embargo, lo que realmente hace histórico el evento del
pasado domingo en el Coliseo Roberto Clemente es que por primera vez veremos
una primaria estilo “lucha en parejas”.
Por un lado Ricky Rosselló como el luchador técnico que, en un movimiento
imprevisto por muchos, logro aliarse con el mejor luchador rudo disponible en la
competencia, Jennifer González. Un
luchador que de por sí solo tenía garantizado su victoria en su categoría.
Eso deja a Pedro Pierluisi, otro luchador técnico, en la
necesidad de buscar una pareja para hacer frente al binomio Rosselló-González (¿será
casualidad o profecía que Rosselló-González volvería al poder?). Quedan disponibles varios candidatos, algunos
experimentados, algunos novatos pero ninguno con el calibre político y con
mayor “recognition factor” que Jennifer.
¿O me equivoco? Aún queda un
luchador que domina la lucha ruda tanto o mejor que Jennifer pero que durante
los últimos años ha estado en un peregrinaje tratando de dejar atrás su
apariencia ruda y asumiendo actitudes que lograría que fuera clasificado un
candidato como mucho PG, hablando en términos fílmicos.
Aunque algunos analistas declaran a Thomas Rivera Schatz
como el gran perdedor en la lucha por la candidatura por el PNP. Lo cierto es que debido a su tardanza en
declarar su intención a aspirar a algún puesto especifico son muy pocos, si
alguno, los líderes que han expresado su apoyo a este a cualquier posición que
decida aspirar. Sin embargo, lo cierto
es que durante su peregrinaje lo hemos visto acercarse al pueblo estadista, la
base que decide las primarias y que cuenta los votos, por lo que no debemos descartar la
posibilidad de que apueste a que estos seguidores se reflejen tanto en votos como
en funcionarios. ¿Podría Rivera Schatz
vencer a Rosselló o a Pierluisi? Yo no apostaría
a eso, pero a lo que sí puedo apostar es a que los seguidores de
Rivera Schatz pueden ser un activo
valioso y preciado para cualquiera de los demás candidatos.
¿Qué acción podría tomar Rivera Schatz? Obviamente la que más
le convenga, “yo corro para ganar” esa es su contestación cuando se le pregunta
sobre cuál será su decisión. Así que no
me extrañaría que llegue a un acuerdo con Pierluisi para ser su candidato a la
Comisaria Residente. Rivera Schatz no va
a aceptar ser una tercera voz en una papeleta Rosselló-González, ya vimos como
rechazó una vice-presidencia en el PNP cuando se enmendó como se asignarían
los cargos. El quería competir para
ganar, no que le regalaran un cargo. Ese
instinto depredador ha sido el que ha tratado de controlar durante los pasados
años, al grado de que ni siquiera quiso aceptar ser el portavoz de la minoría.
Pierluisi va a necesitar una pareja que complemente su
mensaje conciliador de “hombre de estado” y ¿quién mejor que Rivera Schatz para
aportar la agresividad de la que el adolece?
La pregunta es ¿podrá Pierluisi controlar a Rivera Schatz de manera que
no hiera las susceptibilidades de sus correligionarios? Si se le va de la mano podría
aplicársele la fábula de la rana y el escorpión cuando el escorpión pica a la
rana a mitad de camino cruzando el rio: “La rana le pregunta incrédula al escorpión "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".
Otra opción es que Pierluisi se vea tan acorralado que decida darle mano
libre a Rivera Schatz y oigamos a lo lejos: “Release the Kraken”.
De lo que estoy seguro es que la dinámica de la dupleta Rosselló-González y la
respuesta de Pierluisi será tema constante en la discusión política durante los
próximos 9 meses.
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