Esas son, a mi entender, las
frases más significativas y que representan, más que el fin del caso de Carla
Cortijo, el comienzo de un proceso de introspección respecto a la manera en que
las organizaciones deportivas, sus líderes y precursores atienden la igualdad
de género respecto al trato que se le da a los atletas. Lejos estaba Carla de imaginar que su decisión
de firmar un contrato profesional, como lo han hecho cientos de atletas y
deportistas puertorriqueños, fuese a levantar tantas pasiones y a destapar las
actitudes más retrógradas de las instituciones que se suponen promuevan ciudadanos
íntegros y de bien para nuestro País. Indistintamente
de si Carla logra o no firmar su contrato, su mayor logro ha sido enfrentar a
los líderes de su Federación y servir de ejemplo para aquell@s otr@s atlet@s
que sufran este y otro tipo de atropellos de parte de las organizaciones a las
que pertenecen. Sobre todo, exigir igualdad
en el trato a las féminas, que como en muchos aspectos de la sociedad se
encuentren rezagadas.
Analicemos esas 3 frases
lapidarias haciendo una analogía con las típicas frases de los hombres
abusadores que “aman” a “sus” mujeres. La frase de Paquito, después de llamarla egoísta,
es similar a la del hombre que perdona a la mujer por haber abandonado el “hogar” donde sufría maltratos y le
ofrece recibirla de vuelta cuando ella quiera regresar. La frase de Fufi es similar a la de “perdóname,
no volverá a pasar” y la de Tuto es similar a la de “yo soy así, pero tú sabes
que conmigo no te falta nada”.
Claro que no pueden castigarla, y
claro que la necesitan en el Equipo Nacional, no le hacen un favor con
eso. ¿Qué pasemos la página y que hay
cosas más importantes? ¿Así le vamos a
decir a las mujeres maltratadas porque vivimos en un País en quiebra: que
maltraten o mueran algunas mujeres no es tan importante como renegociar la
deuda o resolver el estatus? Claro que
en el baloncesto hay cosas que atender: (1) el itinerario que conflige con los
torneos internacionales, (2) la disparidad entre los equipos de 1ra categoría y
el resto de la Liga Superior, (3) la proliferación de refuerzos y la escasez de
hombres grandes que no pueden desarrollarse para nutrir el Equipo Nacional. Pero, ¿acaso no podemos “masticar chicle y
caminar al mismo tiempo”?
Los líderes deportivos tienen que
abandonar esa mentalidad romántica de los deportes, este País necesita promover
que si sus ciudadanos eligen ser deportistas aspiren a ser los mejores, en el béisbol
ya esa trasformación se dio. Desde niños
los padres aspiran a convertir a sus hijos en peloteros de Grandes Ligas y ya
hay más de una academia de especializada en béisbol. Cada joven que firma como profesional es una
familia menos que vive de la dependencia del Gobierno. ¿Acaso se sienten más poderosos teniendo
entre sus manos el futuro de esos atletas manteniéndolos en la dependencia de
los fondos que manejan? ¿A cuál
prospecto le han negado el derecho a firmar con un equipo de Grandes Ligas
porque la Federación de Béisbol lo
necesita para una competencia internacional?
¿A cuántos médicos se les impide abandonar la Isla después de que el País
invirtió una suma inmensa para subsidiar sus estudios en nuestra Escuela de
Medicina? Como esos hay múltiples
ejemplos de compatriotas en todos los ámbitos de la sociedad que abandonan el País
buscando su bienestar y el de su familia.
¿Acaso no recuerdan el caso de
Guillermo Díaz, el mismo que ahora practica con el Equipo Nacional de
Baloncesto Masculino? A pesar de ser un
jugador que nació y se crió en Puerto Rico, aunque terminó su escuela superior
en EEUU para lograr exposición y lograr una beca, la Federación nunca exigió su
integración a la Liga una vez graduado y dejado en libertad por un equipo de la
NBA. Por el contrario, durante varios
años TRABAJÓ como jugador
profesional en varias ligas extranjeras mientras su AGENTE exigía un pago mayor que el reglamentario asignado a los
jugadores de nuevo ingreso para aceptar entrar al sorteo de jugadores de la
Liga de Baloncesto Superior. O sea, que
para efectos de Guillermo, la liga de su País era una más que tenía que
competir con las demás ligas por sus valiosos servicios. ¿Alguien escucho algún reclamo para prohibirle
jugar en alguna liga? ¿Dónde estaban los
reclamos patrióticos? ¿O es que acaso la
Patria es el nombre del país o ciudad que aparece en el último contrato que
firmo y es quien puede darle el “reléase” como explicaron para justificar
porque no la Federación no pudo impedir que Peter John Ramos y Ricky Sánchez pudieran
firmar en ligas extranjeras? ¿O sea que
la Patria de PJR era Guayama y ahora es Republica Dominicana y la de Ricky es Cataluña
en España? ¿En el caso de Guillermo como
nunca tuvo un contrato firmado que mencionara a Puerto Rico no había forma de
reclamar sus servicios? ¿Así es que
funcionan los famosos reglamentos de la FIBA que Tuto utiliza para pretender
justificar la acción inicial de la Federación?
Ahora la Federación va a
investigar quienes fueron los culpables de esta situación pero ya adjudican que
fue el agente de Carla, que el fue el que falló. ¿A quién le falló? El agente se debe a su cliente y hará todo lo
que pueda para lograr que sea contratado.
¿Qué no le informó al equipo de la WNBA que Carla no tenía permisos para
abandonar el equipo hasta pasar el Preolímpico?
Eso quien lo debe valorar es Carla, porque es posible que eso le haya
restado profesionalismo y credibilidad, si es que fuera cierto. Pero eso no afecta a la Federación. Lo que si afecta a la Federación es que
reconocen que varias veces permitieron y pagaron para que Carla pudiera asistir
a varios “try-outs”, ¿si no le iban a dar permiso para que le permitían asistir? Mientras más explican más se complican.
¿En qué estatus se encuentra
Carla ahora? Por un lado en la incertidumbre
de si esa oportunidad volverá a llegar y por otro lado, la alternativa de
volver a su “hogar” como “hija prodiga” y convivir con los mismos que le troncharon
su sueño y que tienen el poder de tomar las acciones que deseen contra ella una
vez se someta a su jurisdicción. Es
lamentable que las famosas líderes feministas de este País no hubiesen
levantado el tono de su voz y hubiesen sido más vocales para solidarizarse con
Carla. Es común escuchar a estas líderes
hablar de puestos de presidentes, gerentes, CEO’s y otros puestos directivos
cuando se refieren a la desigualdad laboral entre el hombre y la mujer, ¿es que
acaso no se merece igual respaldo una bombera, una policía, una recogedora de
basura, o en el caso de Carla, una atleta?
Dejemos de ser reactivos y de lamentarnos por el abuso o deceso de una
mujer y promovamos cortar con la dependencia de estas ya sea de los hombres que
eligen como parejas o de las organizaciones que con actitudes machistas, que
tal vez algunos vean como paternalistas, pretenden mantenerlas cautivas.
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