La muerte de Keishla Rodríguez ciertamente pasará a la historia como el asesinato mas vil y espeluznante de la historia de este país, no importa si fue Verdejo o no, si lo encuentran culpable o no, si se confirma la versión de que fue golpeada, drogada, amarrada, tirada a la laguna (alegadamente todavía viva) con un bloque amarrado y finalmente tiroteada.
Lamentablemente, a pesar del
dolor que su familia puede sentir y expresar a través de los medios, lo cierto
es que esta muerte pudo evitarse y ellos tienen la responsabilidad principal. De acuerdo al testimonio de todos aquellos que
conocieron a Keishla, ella era un alma bondadosa cuyo único pecado aparenta ser
haberse quedado enamorada de su noviecito de escuela intermedia. Un espíritu ingenuo que no pudo desprenderse
de sus sentimientos y que por el contrario pudieron verse reforzados por la
fama y admiración que su noviecito provocaba en el pueblo y no descarto que también
su nueva fortuna la hubiera beneficiado en parte. La misma familia reconoce que Verdejo compartía
con ellos y que inclusive ella pudo viajar a verlo en varias de sus peleas.
Según la familia, ellos fueron noviecitos
de escuela intermedia hace unos 11 años, o sea, que entre 2010 y 2011 hubo una relación
que fue avalada y reconocida por su familia.
Luego de unos 2 años de relación se separan, presumo que en ese momento
comenzaba a despuntar como prospecto y necesitaba dedicar mas tiempo a su entrenamiento
como boxeador aficionado y futuro prospecto profesional. Pero según el padre, ellos siguieron siendo amigos
y continuaron viéndose. Por lo antes
descrito no seremos tan ingenuos de creer que la relación de amigos era una de
meramente amor platónico.
Veamos la breve cronología de
estos hechos:
Martes 27 de abril – ese día Keishla
se hace una prueba de embarazo de orina y le comparte a su mama que estaba
embarazada, ella no indica que se sorprendiera, así que podemos presumir que
ella, contrario a lo que alega su padre, si sabía la naturaleza de la relación
entre Keyshla y Verdejo.
Jueves 29 de abril - como alega la
madre de Keishla, tuvieron una conversación telefónica donde le informa que Verdejo
iba a ir a su casa a ver la prueba de embarazo de sangre. Alega la madre que ella le advirtió que
tuviera cuidado porque ya Verdejo la había amenazado, no dijo que le había advertido
que no deseaba un bebe con ella o pedido que lo abortara, LA HABIA AMENAZADO. ¿Cuántas AMENAZAS le pudo haber proferido Verdejo
a ella y de que naturaleza en apenas dos días como máximo de conocer que estaba
embarazada, para que una madre le diga a su hija que se cuide de su “noviecito”
de intermedia, padrino de uno de sus sobrinos, primo de su cuñado y posible
padre de su hijo? No debieron ser pocas, y debieron ser bastante serias. O ¿es que hubo embarazos previos que ella
estuvo dispuesta a terminar con tal de seguir con la relación con Verdejo? La misma madre narró que entre los lugares
que ella fue a visitar buscando a su hija fue a una clínica de abortos. ¿Era ésta una posibilidad, que si Verdejo
siguiera en la negativa ella estuviera dispuesta a terminar el embarazo? Aparentemente no. Pero la madre no la descartó.
Si la madre que estaba en Orlando
sabía del embarazo y de las amenazas es razonable pensar que sus hermanas y
otros familiares como su cuñado, primo de Verdejo, tuvieran conocimiento de la relación
entre ambos, del embarazo y de las amenazas.
Por lo menos eso yo esperaría de una familia que se proyecta tan unida
antes los medios. Pero resulta
preocupante que si un primo de Verdejo era cuñado de Keishla y Verdejo era el
padrino de su bebe éste ni se ha expresado, ni se ha expuesto públicamente a
explicar si él conocía de las amenazas que su primo le había proferido a Keishla
y si él había tratado de interceder para evitar algún hecho lamentable entre
ambos. De igual manera, resulta
sorprendente que el padre de Keishla, que dice que ellos tenían una relación
cercana y que hasta que él vivió en la propia casa de ella, se viniera a
enterar del embarazo el mismo jueves en que desaparece Keishla, a pesar de que,
y repito, la familia se proyecta como una unida, máxime, cuando el mismo admite
que para el Verdejo era como de la familia y todavía le resulta difícil aceptar que el
Verdejo que el conoció hasta ese jueves fuera el mismo que asesinó a su hija.
El padre declara que ellos fueron
noviecitos y que después siguieron siendo amigos pero que no sabia que ellos
tuvieran una relación más allá de una amistad.
Ciertamente, si como ellos quieren hacer ver, era una familia unida, y
el hasta vivió con ella en su propia casa, no queda más que concluir que en esa
relación imperaba algo parecido a ese viejo refrán de “ojos que no ven, corazón
que no siente” o “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Resulta, significativo que a pesar de la
aparente unión familiar que proyectaron ante estos hechos cuando entrevistaban a la madre ésta se refería al padre de Keishla
como “el padre de la nena” y cuando entrevistaban al padre éste se refería a la
madre como “su mamá”. No está claro
si estuvieron casados, cuando se divorciaron, si se divorciaron, desde cuando
la mamá está en Orlando, etc. Lo que sí
está claro es que la unión y confianza familiar que posterior a los hechos se
pretende proyectar no se refleja en como se desencadenaron los eventos entre el
martes y el jueves.
¿Por qué la madre no le informó al
padre de Keishla que estaba embarazada, que el padre podía ser Verdejo y que
aparentemente este no quería que ella lo tuviera? Si no quería que fuera a ocurrir un choque
violento entre ambos pudo reservarse lo de las amenazas y decirle a su otra
hija que le pidiera a su esposo (el primo de Verdejo) que fuera con su papa y
hablara con Verdejo. De esa manera se
pudo haber llegado a un acuerdo y lograr que las cosas se fueran
enfriando. Se le pudo pedir a Verdejo
que se hiciera una prueba de ADN para confirmar que el bebe era suyo, tal vez
mantener el asunto callado entre la familia como aparentemente se mantuvo por
casi una década, etc.
Pero aparentemente, el silencio
imperó, o tal vez la sobre confianza basada en una relación casi familiar con Verdejo
llevó a pensar a todos los que hubieran sabido de la situación que no había posibilidad
de que un hombre casado y con hijos fuera a actuar de manera tan violenta con
la otra mujer con que compartía y que iba a darle un nuevo hijo.
Para terminar, y cónsono con el título
de este escrito, luego de que ocurren las desgracias vemos como a las familias
y amigos de las victimas se les abren los micrófonos de los medios noticiosos
para ofrecer los consejos y advertencias que pudiendo ellos aplicarlos no lo
hicieron, terminando con la ya manoseada frase de “que su muerte no sea en vano”.
Es triste la pena por la que pasa
esta familia, pero evalúen ustedes si esta tragedia no pudo haberse evitado.
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