martes, 28 de octubre de 2014

Democracia en Puerto Rico



No olvidemos nunca que el gobierno es nosotros mismos y no un poder extraño sobre nosotros.
Los gobernantes últimos de nuestra democracia no son un presidente y los senadores y
 congresistas y funcionarios del gobierno, pero los votantes de este país.
Franklin Delano Roosevelt

Incluyo esta cita (y otra más adelante) sobre la democracia porque creo que ilustran más claramente el concepto que la tradicional definición de “un gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo” que repetimos sin necesariamente meditar sobre su significado.  Además, resumen mi planteamiento sobre la situación de la degradación de discurso público de los funcionarios de nuestra democracia.  La democracia es un instrumento de cambio social que pretende dar una igualdad de oportunidades a sus ciudadanos a competir (no necesariamente en igualdad de condiciones) por lograr un bienestar, un estatus, poder, riqueza, todo dentro del marco de la ley, más o menos.  Elemento primordial para promover este cambio y esencial para ejercer la democracia lo es la educación.

Durante los primeros cuatro siglos de colonización bajo el Imperio Español fue muy poco lo que se logró a nivel nacional en cuanto a la educación del Pueblo, específicamente leer, escribir y contar, conocimientos básicos, no ciencias avanzadas, ni siquiera oficios.  De hecho, al llegar los americanos a Puerto Rico el nivel de analfabetismo era de un 80% y solo el 16% de la población en edad escolar asistía a la escuela.  Es ante este cuadro de des-educación que nuestros famosos próceres y ciudadanos ilustres, que venían de familias pudientes y que tuvieron la oportunidad de estudiar en Europa dominaban el quehacer de la sociedad puertorriqueña del siglo 19 y parte del 20.  Debemos recordar que a principios del pasado siglo cuando para muchos puertorriqueños graduarse de la Central High era como obtener un grado doctoral ya había una clase que se graduaba de Harvard y otras prestigiosas universidades norteamericanas.

Durante este periodo de tiempo, era esta clase privilegiada, culta, instruida, que había viajado el mundo, dueña de medios de comunicación, la que mantenía lo que llaman algunos “un debate de altura”.  Claro está, algunos omiten mencionar las notorias turbas republicanas y sus acciones violentas contra líderes de la oposición, que me imagino actuaban por cuenta propia y ninguno de los cultos líderes tendría nada que ver con sus actos.  Tampoco recuerdan los eventos de violencia política y de represión gubernamental que se vivía en esos tiempos.  Pero por lo menos se hablaba bonito y de manera coherente.  La mayoría de la población, seguía en un grado de ignorancia y ahora en peor estado inmersos en un proceso de transculturación donde se proponía convertir analfabetas hispanoparlantes en educados angloparlantes.  Imagine cuál sería su estado mental si mientras los políticos actuales siguen insultándose y perdiendo el tiempo EEUU no entregara a Alemania y nos viéramos aprendiendo alemán por decreto de nuestra nueva metrópolis y podría entender cómo se sentiría la masa del pueblo de PR que no dominaba su lengua materna tratando de aprender una nueva, sin televisión, ni videos, ni internet, solo el inglés que se aprendía en el salón para luego regresar a casa al español de siempre.

¿Que ha pasado a partir de la segunda mitad del siglo 20 hasta el día de hoy? Los descendientes de las primeras generaciones que se educaron bajo el sistema de educación americana comenzaron a despuntar y con la creación de la Universidad de Puerto Rico, se logró abrir paso una nueva clase criolla profesional de médicos, abogados, ingenieros, empresarios que fueron percolando las esferas de poder de la sociedad y el gobierno de PR.  Esta clase estuvo compuesta de la crema y nata de los estudiantes ya que aunque había más acceso a la educación avanzada lo cierto es que el cupo solo permitía aceptar a aquellos estudiantes aventajados y con recursos para los gastos de su educación.  Posteriormente la cantidad de estudiantes fue aumentando, los años de estudio fueron extendiéndose, los grados académicos y profesionales fueron proliferándose, sin embargo, esto no necesariamente represento un aumento en la participación en el debate inteligente de ideas ya que fue el comienzo del proceso de mercadeo de diplomas para aprovechar las ayudas federales destinadas a subsidiar los estudios desde técnico de unas hasta cirujano cardiovascular.  Similar al negocio actual de tutorias y ayudas supervisadas justificadas por las ayudas federales y los diagnósticos equivocados de estudiantes de educación especial.

Con el pasar de las décadas, el advenimiento de la radio, luego la televisión y la proliferación de la prensa escrita, la información estuvo cada vez más disponible para el pueblo en general que la utilizaba ya fuese para decidir a qué partidos o candidatos favorecer o , en el caso de los candidatos, propagar sus ideas y darse a conocer más allá del ámbito cercano, familiar o profesional en el que se desempeñaba lo que le daba mayores oportunidades frente a candidatos que provenían de las clases pudientes que contaban con campañas publicitarias y con influencias sobre los votantes a los que “seducían” (léase, compraban).  ¿Recuerdan la frase de “vergüenza contra dinero”? Estaba basada en casos de la vida real.  Luego fueron llegando las “tumba cocos”, los cruza calles, los “bulletin board” hasta llegar a las redes sociales como Facebook y Tweeter que han facilitado tanto la comunicación como la recaudación de fondos.

Esto ha dado como resultado una clase política homogénea donde se leen apellidos ilustres de descendientes de líderes políticos históricos junto a los de los hij@s de l@s billeter@s, maestr@s, amas de casa y agricultores que bajo el padrinazgo de políticos en retirada y aprovechando las oportunidades que nuestra sociedad les brinda han alcanzado un mínimo de educación (inclusive algunos con estudios graduados) para cumplir con los requisitos constitucionales y para expresarse aunque de manera “cantinflesca” con un acento ideológico que complace a sus seguidores del “corazón del rollo”.  Una vez electos, y haberse puesto su primer traje con gabán y corbata ya quedan investidos de la misma honorabilidad de los De Diego, los Ferre, los Ramos Antonini, los Muñoz Rivera, los Barceló, etc.   El próximo paso es identificar un analista o periodista aliado cuyo estilo este a la medida de su capacidad de expresión para compartir sus “gotitas del saber”, o meramente sumergirse en el mas estruendoso silencio que solo rompen cuando su líder político se los exige.  Esa es la clase política que hoy tenemos, una democrática en su selección y en su nivel de representación de la gran masa de la población y el resultado es el nivel del debate político actual.

La democracia es el menos malo de los sistemas políticos
Winston Churchill

¿Cuáles son las opciones?  ¿Un gobierno de “nobles” eruditos en filosofía y protocolo?  ¿Un gobierno de “tecnócratas” insensibles?  ¿Un gobierno de “guaynabitos” mercantilistas y republicanos de los que piensan que un peso en el bolsillo es mejor que un peso en el gobierno, y si es en el de ellos mejor todavía, incluyendo el IVU aplicable?  O sea que un peso que gaste la gente acaba en $1.07 en el bolsillo de ellos, en eso tienen razón, rinde más, pero para beneficio de ellos.

A diario escuchamos y leemos profesionales, analistas, líderes comunitarios, en fin, gente de todas los estratos sociales que libres de ataduras políticas comparten preocupaciones comunes y presentan soluciones sencillas y lógicas.  A todos esas personas les exhorto a que se unan en un frente común, en una cantidad que garantice la aprobación de legislatura por encima del veto del Gobernador y preparen una plataforma política básica con puntos que reformen de forma dramática la forma de gobierno de Puerto Rico, presenten enmiendas constitucionales para que el pueblo decida y hagan un compromiso de cumplir con dicha plataforma antes de aprobar legislación alguna más allá del presupuesto y cualquier otra ley protocolaria que sea requisito para darle continuidad al gobierno.  Nada de comisiones especiales de bobería, nada de homenajes, nada de viajes a la Parada de NY, nada de nada, un mínimo de asesores, sobre todo en derecho constitucional que una vez terminen la redacción de los proyectos terminan sus contratos.

Una vez completadas las consultas constitucionales e implantados los resultados, podrían establecer un proceso ordenado para que paulatinamente renuncien y sean sustituidos aquellos legisladores que deseen regresar a su vida cotidiana.


En resumen, cuando critiquemos al gobierno recordemos que está compuesto por personas como nosotros, y que por ahora, la democracia es el menos malo de los gobiernos.

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