jueves, 27 de noviembre de 2014

Bonistas, Accionistas & Presupuesto

A raíz de las acciones y decisiones de las últimas administraciones del Gobierno de Puerto Rico la palabra bonista ha sido demonizada y se ha vuelto una mala palabra.  La percepción es que los bonistas son los que gobiernan en Puerto Rico y a quienes hay que complacer antes que a nosotros el Pueblo.  Y en parte es correcto, nuestros “padres fundadores” motu proprio o por imposición del Congreso de los EEUU incluyo en la Constitución del ELA nada más y nada menos que la deuda con los bonistas tiene prelación sobre todo gasto gubernamental, incluyendo nomina, servicios esenciales, no importa, los bonistas son primero.  Los que defienden nuestra Constitución de avanzada no aceptaran que fue una imposición, después de todo la constitución se estableció “a manera de un pacto” entre ambas “naciones”, pero es lógico que si los EEUU tenían toda la intención de sustituir a Cuba con PR como su principal socio en el Caribe se aseguraran de que las compañías americanas estuvieran protegidas legalmente, aparte de estar protegidas por el ejército de los EEUU.  Esta es la situación de los bonistas.

¿Y cuál es la situación de los accionistas?  Bueno, los accionistas invierten su dinero en las compañías que cotizan en la Bolsa de Valores.  Son los verdaderos dueños de las grandes compañías que se han establecido y abandonado la Isla durante los pasados 60 años.  Es a estas compañías a las que se les quiere imponer un impuesto mayor que permita subsanar el billonario déficit del Gobierno de PR.  Entiendo que este impuesto equivale a unos  $1,500M (no importa realmente, es una cantidad infima) de los $35,000M en ganancias que estas compañías generan localmente.  Hay quien argumenta que este impuesto adicional no provocaría el cierre de mas compañías ya que de todos modos el monto pagado en PR representa un crédito en impuestos federales, por lo que el balance es cero para estas compañías, si esto es así, ¿por qué se recurre a sacar más dinero del bolsillo ya descosido de los ciudadanos de PR?  No he escuchado a los que se oponen a este impuesto corporativo argumentar el cierre de mas compañías, entonces, ¿cuál es la verdadera causa para rechazar esta opción? La verdadera razón son los accionistas.  Un momento, ¿pero no eran los bonistas los que mandan?  Pues ahora los políticos no quieren descubrir (o reconocer) que en la medida en que le impongan impuestos mayores y a largo plazo los accionistas podrían dirigir su mirada mas inquisitivamente hacia el Gobierno de PR.  Al solicitar a los accionistas una mayor aportación al presupuesto del Gobierno los estamos convirtiendo en nuestros “socios capitalistas”.  ¿Y que hace un inversor cuando alguien quiere asociarse a él, o viceversa?  Le pide un “full disclosure” de que aporta a la asociación o cual es la condición de la compañía a la que se asociaría, si esta en una condición perdidosa pedirá información de cómo se ha administrado la compañía, que decisiones la llevaron a ese estado, quienes fueron los responsables, etc., etc., etc.

¿Que implicaría este “full disclosure”?  Reconocer que los amigos, parientes, padrinos, compadres de la clase política, empezando por los pasados 5 o 6 gobernadores tomaron las decisiones que nos llevaron a donde estamos.  Que hubieron jefes de gabinetes (Secretarios de Hacienda, Presidentes de la Junta de Planificación) abogados, contables, economistas, juntas de directores, asesores que para justificar las decisiones de estos gobernadores manipularon las estadísticas económicas oficiales, o sea, que fueron cómplices.  Luego de conocer la lista de los responsables, los accionistas querrán saber, cuántos de estos funcionarios fueron procesados legalmente y están cumpliendo o cumplieron sentencias en cárcel, cuántos de ellos por lo menos renunciaron a sus puestos cuando sus decisiones no resultaron en un crecimiento de la economía.  Me imagino la cara de los accionistas, cuando se les informe que ningún funcionario fue acusado y mucho menos cumplen o han cumplido cárcel.  Después de esto me imagino que los accionistas pedirán un receso de su reunión y que al comenzar de nuevo, aquellos que todavía no han abandonado la reunión y se quedan más por un interés masoquista, se sorprenderán de que no solo no han sido acusados, sino que algunos de ellos poseen y reclaman (y se les ha reconocido) un derecho a pensiones vitalicias intocables y a escoltas que los acompañan desde al colmado de la esquina como a sus viajes a los EEUU, Europa o cualquier parte del mundo y que inclusive fungen (aunque a veces fingen) de cabilderos y defienden intereses privados ante el interés publico que una vez juraron defender.

Los accionistas son personas razonables, así que no esperaran que la actual administración vaya a ajusticiar a todos los responsables de la situación de PR para considerar invertir en PR (aceptar un aumento en los impuestos).  No obstante, al menos les gustaría saber cuántas investigaciones se han realizado o están realizando sobre la pasada administración.  Cuando se escucha que la posición oficial de esta administración es que no se va a mirar al pasado para buscar excusas y que no se ha investigado y procesado a nadie, los que queden en la reunión se levantaran y se acabó la reunión.

Este es la verdadera razón para no pedir a los accionistas una aportación mayor: no rendir cuentas ni adjudicar responsabilidades.  Había antes una propaganda comercial (machista) que decía: “detrás de cada hombre que viste de Clubman, hay una mujer”.  Esta propaganda la podemos adaptar  y aplicarla al sistema bipartita de la democracia puertorriqueña: “detrás de cada PNP que roba, hay un Popular”, o viceversa.  Claro, no nos referimos a los que pasquinan, a los que guían la tumbacoco, a los que pertenecen a las avanzadas, nos referimos a los recaudadores oficiales y a los presidentes de “la agencia que usted quiera con el candidato a la gobernación”.  Estos son los nombres que saldrían a flote si los accionistas pidieran cuantas a los responsables de la mala administración y la corrupción en el Gobierno de Puerto Rico.


Por lo tanto, darles a los accionistas tanta injerencia en nuestro presupuesto representa un riesgo mayor que explotar el bolsillo de los ciudadanos que solo tienen poder sobre los políticos varios minutos mientras están dentro de la caseta de votación cada 4 años.  Después de todo, lo peor que les puede pasar es que pierdan, y entonces están los premios de consolación, que a veces son mejores que lograr la victoria.

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