Está claro que el PPD es una máquina
que solo sirve para corromper la inteligencia y dignidad de personas que
evidentemente son buenas personas y que poseen una inteligencia sobre el
promedio. En este caso me refiero a los
soberanistas. Resulta contradictorio que
personas que abogan por que el Pueblo de PR asuma la responsabilidad sobre los
asuntos que nos afectan sean incapaces de defender la ciudadanía natural a la
que aspiran (la boricua) y no acaban de desligarse de la ciudadanía política impuesta
por el imperio (la americana). Uno de
los asuntos elementales de todo país soberano es su ciudadanía y todo lo que
esto implica sobre sus habitantes, ya sean locales o extranjeros.
¿Que implica ser un ciudadano?
Primero que nada observen el término que se usa. Ciudadano no suena a país, o a
nación suena a ciudad. El concepto de
ciudadano fue utilizado por los primeros grupos sedentarios que dieron origen a
las “polis” o ciudades. Nacer en una ciudad
no necesariamente te hacia ciudadano. Esclavos,
mujeres y personas de ciertas clases sociales, son ejemplo de personas que en algún
momento de la historia no han sido considerados ciudadanos sin importar su
lugar de nacimiento. La ciudadanía fue
un derecho que requirió luchas, reformas y revoluciones para que llegara a ser lo
que es hoy, lamentablemente, todos damos por sentado ese derecho.
Un ejemplo que me resulta desconcertante
de como un soberanista analiza el asunto de la nacionalidad bajo una condición de
un PR soberano es Néstor Duprey.
Recientemente lo escuche conversando con Ángel Rosa en su nuevo programa
de radio y mientras éste reconocía que el PPD no tenía forma de producir una definición
del ELA por las posiciones antagónicas e irreconciliables sobre la relación con
EEUU de varias facciones del partido Néstor argumentaba que el issue de la permanencia
de la ciudadanía americana una vez fuéramos soberanos era una que no podía asegurarse
ni descartarse y que podría ser parte de la negociación con los EEUU.
Sobre este último asunto lo que
casi es seguro seria que en caso de otorgarnos la soberanía los puertorriqueños
ciudadanos americanos continuaríamos siendo ciudadanos. Podría acordarse así, que los nacidos
posteriormente a la firma de un pacto verdadero no serían ciudadanos
americanos. Esto podría aplicarse tanto
a los naturales boricuas como a los extranjeros que adquirieron su ciudadanía americana
por su residencia en PR, ej.: los dominicanos y los cubanos.
¿Qué le garantiza la ciudadanía americana
en PR a los que así la retengan? La
entrada irrestricta al territorio de los EEUU, continuar recibiendo los
beneficios individuales que recibían por sus aportaciones al seguro social o
las pensiones de los soldados o de los empleados federales, así como el uso del
pasaporte para viajar si no quisieran utilizar el pasaporte boricua.
Aun así, veamos estas posibles garantías. Los EEUU podrían ver con recelo una posible migración
masiva de ciudadanos americanos de PR hacia los EEUU. Los EEUU no podrían prohibir la entrada de
estos ciudadanos de manera individual, pero nada impide que se prohíban los
vuelos de aviones y los viajes en barco entre PR y EEUU. Por ejemplo, tal vez tendrían que viajar a
Colombia y de ahí a EEUU, como pasaba con Cuba que requería viajar a Centroamérica
para de ahí viajar a Cuba. Esta es la situación
de muchos cubanos que han quedado varados en Sur América porque trataban de
llegar a EEUU. En esos países donde el “ay
bendito” no funciona esos cubanos no viven en casas individuales ni el gobierno
les reconoce todos los derechos de los nacionales.
Igualmente, se argumenta que los
hijos de estos ciudadanos naturales podrían adquirir la ciudadanía americana
siguiendo los procedimientos aplicables como visitar la embajada americana para
inscribirlos. Pero nada garantiza que
los EEUU establezca una embajada en PR.
Por tal razón, habría que viajar a un país extranjero donde haya una
embajada. ¿Qué impide que se den
instrucciones que no se permita la entrada de ningún puertorriqueño a la
embajada? ¿Vamos a brincar las verjas, o
tumbarlas con un vehículo a toda velocidad?
Por otro lado, ¿qué pasaría con
los hijos de extranjeros ciudadanos americanos?
¿Les vamos a conceder la ciudadanía boricua? ¿Se la negaríamos y los padres tendrían que
ir a su país a tramitar la ciudadanía de su país de origen para sus hijos? ¿Negociaríamos con esos países para
establecer una ciudadanía reciproca para los extranjeros en PR y para los
boricuas en esos países? Esas son
decisiones que impactan la economía del Gobierno, las oportunidades laborales
de los boricuas, entre otros asuntos que requerirán decisiones que tienen que
superar la actitud del “ay bendito”, “hermanos caribeños” y de “de un pájaro las
dos alas” que hemos podido asumir gratuitamente contando por un lado con los
fondos federales y por otro con la bonanza que en un momento implicaron las
936.
Con una situación económica precaria,
¿nos daríamos el lujo de reconocerle los mismos derechos a un extranjero residente
que a un boricua como hacemos ahora o se establecerán tarifas especiales para
recibir servicios médicos, costo por recibir educación en el sistema público,
pagar como extranjeros en la UPR?
Como ven, el asunto de la ciudadanía
bajo un PR soberano no es tan sencillo como imprimir un pasaporte nuevo y
seguir nuestra vida como siempre. Ese
tipo de análisis sobre las implicaciones de la ciudadanía boricua son las que
yo esperaría de los soberanistas y no divagaciones especulativas, filosóficas y
pseudo-didacticas sobre la viabilidad de obtener la permanencia de la ciudadanía
americana en función de que partido la pide en PR o si la pide una asamblea
constitucional, si el partido en el gobierno en EEUU son los demócratas o los
republicanos, si el Tribunal Supremo de los EEUU decide tan o cual cosa o si
actualmente solo existen tales o cuales tratados vigentes entre EEUU y
territorios similares a PR.
Si el PPD se conforma con
administrar el presupuesto de la colonia, ese es su derecho, pero los
soberanistas, ya sea dentro o fuera del PPD deberían unirse y expresar directamente
y sin ambigüedades cual será el PR al que ellos aspiran y cuáles son los
mecanismos a usarse para lograrlo.
Confío que se apruebe la consulta
de estatus para mayo de este año y que el Departamento de Justicia de los EEUU
le dé el visto bueno a las opciones presentadas en el mismo. El día de la consulta estaré votando por la
estadidad, no porque sea fanático de los EEUU y necesite votar por el
Presidente de los EEUU para sentirme realizado sino porque solo con un voto contundente
a favor de la estadidad se podrá acorralar al Congreso de los EEUU eliminando
la tradicional excusa de que nosotros no nos ponemos de acuerdo.
Espero que el PPD no vuelva a
utilizar la estrategia de la papeleta en blanco para boicotear la consulta y
tratar de deslegitimizar su resultado y que finalmente los nacionalistas den el
frente y se desliguen del ELA (en cualquiera de sus versiones) y defiendan la soberanía
de PR, ya sea para crear una república independiente o una asociada a los EEUU
o a cualquier otro país.
Con lo que no cuento es que Néstor
se una a ese grupo de soberanistas. Por
un lado, su íntima relación con la Fundación Muñoz Marín no le permite asumir
posiciones claras que contradigan la leyenda de Muñoz y afecten su acceso a los
documentos que la Fundación le permite leer para su análisis. Por otro lado, su disciplina como historiador
aparentemente le impide asumir una posición parcializada y prefiere analizar el
presente como si estuviera analizando el pasado y las consecuencias de lo que
se hizo y el análisis de los distintos escenarios históricos y sus
desenlaces. Por ejemplo, ¿qué tal si el
Vaticano en el siglo XV controlado por los Borgia hubiera autorizado a Cesar Borgia,
luego de unir ciudades estado para crear lo que hoy se conoce como el país de
Italia, a formar parte de las expediciones de Colon a América? ¿Habría llegado vivo Colon al Nuevo
Mundo? ¿Hubiera reclamado Cesar el Nuevo
Mundo para España o para Italia? Ese
tipo de divagaciones serían muy interesantes por la distancia que nos separa de
estos eventos, pero en este momento histórico no estamos para divagaciones sino
para acciones y decisiones claras y contundentes.
Por otro lado, cuando tengo la
oportunidad de escuchar “Fuego Cruzado” escucho con la claridad con que Néstor
se une a Gallisá en argumentaciones contra el PNP y sus aliados y contra la
estadidad que en ocasiones hasta el propio Ignacio acepta, pero cuando son
Gallisá e Ignacio los que atacan las posturas inmovilistas y coloniales del PPD
es que en realidad se forma el fuego cruzado porque Néstor entra en los
discursos muñocistas y a justificar escenarios hipotéticos en lugar de aceptar
la realidad del PPD al que él pertenece, aunque no lo quieran mucho.
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