sábado, 21 de enero de 2017

SOBERANISTAS Y CIUDADANIA AMERICANA

Está claro que el PPD es una máquina que solo sirve para corromper la inteligencia y dignidad de personas que evidentemente son buenas personas y que poseen una inteligencia sobre el promedio.  En este caso me refiero a los soberanistas.  Resulta contradictorio que personas que abogan por que el Pueblo de PR asuma la responsabilidad sobre los asuntos que nos afectan sean incapaces de defender la ciudadanía natural a la que aspiran (la boricua) y no acaban de desligarse de la ciudadanía política impuesta por el imperio (la americana).  Uno de los asuntos elementales de todo país soberano es su ciudadanía y todo lo que esto implica sobre sus habitantes, ya sean locales o extranjeros.

¿Que implica ser un ciudadano? Primero que nada observen el término que se usa. Ciudadano no suena a país, o a nación suena a ciudad.  El concepto de ciudadano fue utilizado por los primeros grupos sedentarios que dieron origen a las “polis” o ciudades.  Nacer en una ciudad no necesariamente te hacia ciudadano.  Esclavos, mujeres y personas de ciertas clases sociales, son ejemplo de personas que en algún momento de la historia no han sido considerados ciudadanos sin importar su lugar de nacimiento.  La ciudadanía fue un derecho que requirió luchas, reformas y revoluciones para que llegara a ser lo que es hoy, lamentablemente, todos damos por sentado ese derecho.

Un ejemplo que me resulta desconcertante de como un soberanista analiza el asunto de la nacionalidad bajo una condición de un PR soberano es Néstor Duprey.  Recientemente lo escuche conversando con Ángel Rosa en su nuevo programa de radio y mientras éste reconocía que el PPD no tenía forma de producir una definición del ELA por las posiciones antagónicas e irreconciliables sobre la relación con EEUU de varias facciones del partido Néstor argumentaba que el issue de la permanencia de la ciudadanía americana una vez fuéramos soberanos era una que no podía asegurarse ni descartarse y que podría ser parte de la negociación con los EEUU.

Sobre este último asunto lo que casi es seguro seria que en caso de otorgarnos la soberanía los puertorriqueños ciudadanos americanos continuaríamos siendo ciudadanos.  Podría acordarse así, que los nacidos posteriormente a la firma de un pacto verdadero no serían ciudadanos americanos.  Esto podría aplicarse tanto a los naturales boricuas como a los extranjeros que adquirieron su ciudadanía americana por su residencia en PR, ej.: los dominicanos y los cubanos.

¿Qué le garantiza la ciudadanía americana en PR a los que así la retengan?  La entrada irrestricta al territorio de los EEUU, continuar recibiendo los beneficios individuales que recibían por sus aportaciones al seguro social o las pensiones de los soldados o de los empleados federales, así como el uso del pasaporte para viajar si no quisieran utilizar el pasaporte boricua.

Aun así, veamos estas posibles garantías.  Los EEUU podrían ver con recelo una posible migración masiva de ciudadanos americanos de PR hacia los EEUU.  Los EEUU no podrían prohibir la entrada de estos ciudadanos de manera individual, pero nada impide que se prohíban los vuelos de aviones y los viajes en barco entre PR y EEUU.  Por ejemplo, tal vez tendrían que viajar a Colombia y de ahí a EEUU, como pasaba con Cuba que requería viajar a Centroamérica para de ahí viajar a Cuba.  Esta es la situación de muchos cubanos que han quedado varados en Sur América porque trataban de llegar a EEUU.  En esos países donde el “ay bendito” no funciona esos cubanos no viven en casas individuales ni el gobierno les reconoce todos los derechos de los nacionales.

Igualmente, se argumenta que los hijos de estos ciudadanos naturales podrían adquirir la ciudadanía americana siguiendo los procedimientos aplicables como visitar la embajada americana para inscribirlos.  Pero nada garantiza que los EEUU establezca una embajada en PR.  Por tal razón, habría que viajar a un país extranjero donde haya una embajada.  ¿Qué impide que se den instrucciones que no se permita la entrada de ningún puertorriqueño a la embajada?  ¿Vamos a brincar las verjas, o tumbarlas con un vehículo a toda velocidad?

Por otro lado, ¿qué pasaría con los hijos de extranjeros ciudadanos americanos?  ¿Les vamos a conceder la ciudadanía boricua?  ¿Se la negaríamos y los padres tendrían que ir a su país a tramitar la ciudadanía de su país de origen para sus hijos?  ¿Negociaríamos con esos países para establecer una ciudadanía reciproca para los extranjeros en PR y para los boricuas en esos países?  Esas son decisiones que impactan la economía del Gobierno, las oportunidades laborales de los boricuas, entre otros asuntos que requerirán decisiones que tienen que superar la actitud del “ay bendito”, “hermanos caribeños” y de “de un pájaro las dos alas” que hemos podido asumir gratuitamente contando por un lado con los fondos federales y por otro con la bonanza que en un momento implicaron las 936.

Con una situación económica precaria, ¿nos daríamos el lujo de reconocerle los mismos derechos a un extranjero residente que a un boricua como hacemos ahora o se establecerán tarifas especiales para recibir servicios médicos, costo por recibir educación en el sistema público, pagar como extranjeros en la UPR?

Como ven, el asunto de la ciudadanía bajo un PR soberano no es tan sencillo como imprimir un pasaporte nuevo y seguir nuestra vida como siempre.  Ese tipo de análisis sobre las implicaciones de la ciudadanía boricua son las que yo esperaría de los soberanistas y no divagaciones especulativas, filosóficas y pseudo-didacticas sobre la viabilidad de obtener la permanencia de la ciudadanía americana en función de que partido la pide en PR o si la pide una asamblea constitucional, si el partido en el gobierno en EEUU son los demócratas o los republicanos, si el Tribunal Supremo de los EEUU decide tan o cual cosa o si actualmente solo existen tales o cuales tratados vigentes entre EEUU y territorios similares a PR.

Si el PPD se conforma con administrar el presupuesto de la colonia, ese es su derecho, pero los soberanistas, ya sea dentro o fuera del PPD deberían unirse y expresar directamente y sin ambigüedades cual será el PR al que ellos aspiran y cuáles son los mecanismos a usarse para lograrlo.

Confío que se apruebe la consulta de estatus para mayo de este año y que el Departamento de Justicia de los EEUU le dé el visto bueno a las opciones presentadas en el mismo.  El día de la consulta estaré votando por la estadidad, no porque sea fanático de los EEUU y necesite votar por el Presidente de los EEUU para sentirme realizado sino porque solo con un voto contundente a favor de la estadidad se podrá acorralar al Congreso de los EEUU eliminando la tradicional excusa de que nosotros no nos ponemos de acuerdo.

Espero que el PPD no vuelva a utilizar la estrategia de la papeleta en blanco para boicotear la consulta y tratar de deslegitimizar su resultado y que finalmente los nacionalistas den el frente y se desliguen del ELA (en cualquiera de sus versiones) y defiendan la soberanía de PR, ya sea para crear una república independiente o una asociada a los EEUU o a cualquier otro país.

Con lo que no cuento es que Néstor se una a ese grupo de soberanistas.  Por un lado, su íntima relación con la Fundación Muñoz Marín no le permite asumir posiciones claras que contradigan la leyenda de Muñoz y afecten su acceso a los documentos que la Fundación le permite leer para su análisis.  Por otro lado, su disciplina como historiador aparentemente le impide asumir una posición parcializada y prefiere analizar el presente como si estuviera analizando el pasado y las consecuencias de lo que se hizo y el análisis de los distintos escenarios históricos y sus desenlaces.  Por ejemplo, ¿qué tal si el Vaticano en el siglo XV controlado por los Borgia hubiera autorizado a Cesar Borgia, luego de unir ciudades estado para crear lo que hoy se conoce como el país de Italia, a formar parte de las expediciones de Colon a América?  ¿Habría llegado vivo Colon al Nuevo Mundo?  ¿Hubiera reclamado Cesar el Nuevo Mundo para España o para Italia?  Ese tipo de divagaciones serían muy interesantes por la distancia que nos separa de estos eventos, pero en este momento histórico no estamos para divagaciones sino para acciones y decisiones claras y contundentes.

Por otro lado, cuando tengo la oportunidad de escuchar “Fuego Cruzado” escucho con la claridad con que Néstor se une a Gallisá en argumentaciones contra el PNP y sus aliados y contra la estadidad que en ocasiones hasta el propio Ignacio acepta, pero cuando son Gallisá e Ignacio los que atacan las posturas inmovilistas y coloniales del PPD es que en realidad se forma el fuego cruzado porque Néstor entra en los discursos muñocistas y a justificar escenarios hipotéticos en lugar de aceptar la realidad del PPD al que él pertenece, aunque no lo quieran mucho.

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